En el puerto de Bosaso, en Puntland, reina una gran actividad entre las tres y las nueve de la mañana. Comerciantes, pescadores, vendedores de comida y funcionarios negocian en voz alta sobre la pesca nocturna, en medio de salas de procesamiento en ruinas, puestos de comida improvisados y mercados de pescado al aire libre. Entre las muchas especies de peces, los pequeños tiburones gulper están en el centro de atención. Mientras un escribiente anota las cantidades capturadas, un joven despieza los animales, extrae los estómagos y coloca los hígados en cubos de plástico.
“El negocio va bien”, dice a los investigadores del proyecto ENACT sobre delincuencia organizada.
En la región semiautónoma de Puntland, el aceite de hígado de tiburón gulper se ha convertido en el núcleo de un floreciente negocio ilegal. Según TRAFFIC, es muy demandado por su alto contenido de escualeno, utilizado en cosméticos, suplementos alimenticios y productos farmacéuticos, especialmente en los mercados asiáticos. El mercado mundial de aceite de hígado de tiburón alcanzó unos 157,2 millones de dólares en 2024 y podría crecer hasta 263,6 millones en 2033.
Biología que los hace vulnerables a la sobrepesca
Varias especies de tiburón gulper se consideran en peligro o en peligro crítico. Crecen lentamente, alcanzan la madurez sexual tarde (las hembras alrededor de los 16 años, los machos alrededor de los 18 años) y tienen tasas de reproducción extremadamente bajas: solo una cría por un período de gestación de dos años. Los tiburones de aguas profundas son, por lo tanto, aún más vulnerables a la sobreexplotación que la mayoría de los demás vertebrados marinos. Según datos de TRAFFIC, la mitad de las especies utilizadas en el comercio internacional de aceite de hígado están amenazadas de extinción; en el océano Índico sur, la población de tiburón gulper se desplomó en un 97 % entre 2015 y 2020.
Prohibición sobre el papel, próspero mercado negro
En agosto de 2024, el gobierno de Puntland prohibió la captura de tiburones gulper y adoptó nuevas medidas para reforzar la gestión marina. Sin embargo, la débil aplicación de la ley permite que el lucrativo comercio siga creciendo. Faltan estadísticas oficiales, pero los pescadores locales informan de una disminución en las capturas. Investigaciones de ENACT en Bargaal, Qandala y Bosaso confirman la preocupante evolución en el golfo de Adén.
Los entrevistados describen una red de influyentes actores gubernamentales, ancianos de clanes locales, empresarios y pescadores que organiza la captura, el procesamiento y la exportación. A pesar de la prohibición, el negocio continúa: los órganos se venden a un pequeño círculo de compradores en Bosaso, a aproximadamente un dólar por pieza, independientemente del tamaño. En instalaciones provisionales, el aceite se extrae con métodos primitivos y no regulados, sin supervisión, normas ambientales ni permisos.
Petróleo crudo, ganancias rápidas, altos riesgos
“Troceamos el hígado, lo calentamos a entre 70 y 100 grados y añadimos soluciones alcalinas para controlar el nivel de pH”, explica un operador.
A continuación, se realiza la destilación y la filtración con centrifugadoras para eliminar impurezas y obtener un aceite rico en escualeno. Pequeños equipos vinculados a exportadores o intermediarios revisan la calidad y organizan el transporte. La falta de regulación pone en riesgo la calidad del producto y provoca problemas ambientales y de salud, como el vertido de desechos contaminados.
En Somalia, el aceite cuesta entre 14,44 y 38,50 dólares por kilo, según la calidad; los compradores finales en el extranjero pagan mucho más. Para eludir los controles, la mercancía se carga ilegalmente en barcos extranjeros en alta mar, evitando puertos oficiales, puntos de desembarque o canales de exportación. Los envíos se esconden bajo carga legal o se encubren mediante intermediarios. Esta cadena de suministro encubierta abastece principalmente a los mercados de China y de la región del Golfo.
Lagunas de conocimiento y una posible protección de la CITES
Expertos de TRAFFIC, entre ellos Glenn Sant y Markus Burgener, señalan importantes lagunas de conocimiento: sobre la magnitud del comercio mundial, el origen y la capacidad de los procesadores, así como la calidad del aceite. Ante la falta de códigos específicos para el aceite de hígado de tiburón gulper, no está claro cuánto se exporta. Actualmente se debate una propuesta de la CITES que podría incluir a los tiburones gulper bajo protección en diciembre de 2025. Los países tendrían entonces que otorgar licencias y demostrar prácticas de pesca legales y sostenibles; en caso de captura ilegal, se impondrían prohibiciones comerciales globales. La trazabilidad a lo largo de la cadena de suministro sería obligatoria.
Lo que hay que hacer ahora
Las prohibiciones en Puntland aún no han surtido efecto, pero son un primer paso necesario. Es preciso armonizar el marco legal entre el gobierno federal y los estados de Somalia, tanto en lo referente a la pesca como al procesamiento de aceite de hígado. Igualmente importantes son los datos fiables sobre las áreas de refugio de los tiburones gulper y una estrategia integral de gestión de la especie.
La creación de sistemas de vigilancia marítima contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada ha demostrado ser eficaz. Indonesia publicó su sistema de seguimiento de buques en cooperación con Global Fishing Watch, lo que generó una mayor transparencia en los datos y la gestión pesquera. Para Somalia también sería importante una mayor inversión en monitoreo y aplicación de la ley, por ejemplo en asociación con la FAO, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y la Unión Europea, a fin de identificar y disuadir operaciones ilegales.