Tiburones sin dientes afilados pueden sonar tranquilizadores para los bañistas, pero para los océanos sería fatal. Un nuevo estudio muestra que la creciente acidificación oceánica ataca los dientes de los principales depredadores y podría debilitar su eficacia de caza. Esto tendría consecuencias para las poblaciones de tiburones y la estabilidad de ecosistemas marinos enteros.
Qué hay detrás de la acidificación
La acidificación oceánica se produce cuando los mares absorben rápidamente más dióxido de carbono y el nivel de pH desciende. Cálculos de modelos indican que el promedio global, actualmente en torno a pH 8,1, podría caer a 7,3 para el año 2300, con profundas repercusiones para los organismos marinos.
El experimento: 60 dientes de tiburón en la prueba de ácido
Para el experimento, los investigadores colocaron 60 dientes recién caídos de tiburones de arrecife de punta negra en agua de mar artificial: una vez con el pH actual de 8,1 y otra con un pH proyectado de 7,3. Los dientes procedían de un acuario alemán (seis machos y cuatro hembras). Después de ocho semanas, los dientes en el tanque más ácido mostraron aproximadamente el doble de daños. Llamaron especialmente la atención la mayor corrosión de las raíces y los cambios en los bordes aserrados, informa el director del estudio, Maximilian Baum, del Instituto de Zoología e Interacciones Organísmicas de la Universidad Heinrich Heine.
«Vemos una mayor corrosión de las raíces y cambios en las serraciones, una clara señal de efectos dañinos en el material.» – Maximilian Baum
Más estrés para depredadores ya amenazados
Los dientes dañados se suman a las presiones existentes, como la escasez de presas causada por la sobrepesca. Las especies más sensibles – con menos filas de dientes o un reemplazo más lento – podrían verse afectadas antes. Estudios anteriores ya han demostrado daños en los dentículos cutáneos debido a la acidificación.
¿Pueden los tiburones contrarrestarlo?
Baum considera posibles ciertas adaptaciones: un reemplazo dental más frecuente o procesos de reparación mejorados. Expertos externos comparten también esta visión cautelosamente optimista. La paleobióloga Lisa Whitenack (Allegheny College) destaca que un reemplazo dental más rápido podría compensar parcialmente las pérdidas, y que incluso los dientes corroídos todavía pueden funcionar.
«Lo decisivo es si los daños observados afectan realmente la capacidad de cortar o perforar.» – Lisa Whitenack
Lo que importa ahora
Para frenar la acidificación, la reducción de las emisiones de CO2 de origen humano es fundamental. El estudio deja claro: incluso descensos moderados del pH pueden alterar la biología de grandes depredadores, con consecuencias de gran alcance para las cadenas alimentarias y el funcionamiento de los océanos.