Los tiburones blancos apenas sobrevivieron a la era de hielo – y siguen siendo un misterio

Ronny K6 de agosto de 2025
tiburón blanco Carcharodon carcharias en aguas azules

De la supervivencia en la era de hielo a la diversidad genética

Los tiburones blancos (Carcharodon carcharias) estuvieron al borde de la extinción durante la última era de hielo. En ese entonces, el nivel del mar era unos 40 metros más bajo que hoy, lo que redujo drásticamente su hábitat. Con el fin de la era glacial hace unos 10.000 años, las temperaturas aumentaron, los glaciares se derritieron y los océanos se expandieron, iniciando así el regreso de los tiburones blancos.

Según un estudio reciente publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences, los animales sobrevivieron inicialmente como una única población bien mezclada en el sur del Indopacífico. No fue hasta hace unos 7.000 años que comenzó la divergencia genética en varios grupos aislados. Hoy existen tres poblaciones genéticamente distintas: en el Pacífico Sur (Australia/Sudáfrica), el Atlántico Norte y el Pacífico Norte.

Pero el número total sigue siendo bajo. “En todo el mundo probablemente haya solo unos 20.000 individuos”, explica Gavin Naylor, coautor del estudio y miembro del Florida Museum of Natural History. “En cualquier ciudad hay más moscas de la fruta que tiburones blancos en todo el planeta.”

Patrones Misteriosos de ADN y Una Teoría Que Se Tambalea

Ya en 2001, los investigadores encontraron anomalías en el ADN de los tiburones blancos de Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica: mientras que el material genético en el núcleo celular (ADN nuclear) era casi idéntico, las mitocondrias – que se heredan únicamente por vía materna – mostraban fuertes diferencias. Esto indicaba la llamada filopatría: las hembras de tiburón recorren grandes distancias para cazar, pero regresan al mismo lugar para reproducirse.

Esta teoría se mantuvo durante más de dos décadas. Pero cuando Naylor y su equipo analizaron 150 genomas mitocondriales y muestras adicionales de ADN nuclear, quedó claro que las diferencias en el ADN mitocondrial no pueden explicarse por filopatría. Tampoco se confirmaron otras teorías, como un desequilibrio en la proporción de sexos o la dominancia reproductiva de algunas hembras.
Si no es migración, ¿entonces qué?

La única hipótesis que queda: la selección natural. Pero incluso eso parece improbable, especialmente considerando las pequeñas poblaciones. Para que las diferencias se manifiesten solo en el ADN mitocondrial, la selección tendría que ser extremadamente fuerte. Naylor se muestra escéptico: “La presión de selección tendría que ser brutalmente letal.”

Los secretos genéticos de los tiburones blancos, por tanto, siguen sin resolverse por ahora. Lo único seguro es que alcanzar la cima de la cadena alimentaria no los protege necesariamente de las amenazas. La lucha por la supervivencia de estos fascinantes animales continúa, y la ciencia sigue investigando.

ES