El gran tiburón martillo (Sphyrna mokarran) apuesta por un alto riesgo – y una gran recompensa – al cazar. Mientras que muchas especies de tiburones prefieren presas más pequeñas y comunes, el gran tiburón martillo se enfoca específicamente en animales grandes, incluidos otros tiburones como los puntas negras. Nuevas investigaciones, publicadas en la revista Oecologia, muestran que esta estrategia ofrece ventajas energéticas: al cazar peces grandes, rayas u otros tiburones, el tiburón martillo puede cubrir sus necesidades energéticas de forma mucho más eficiente.
Matemáticas de la supervivencia
Erin Spencer, de la Universidad Internacional de Florida, autora principal del estudio, explica: Si el gran tiburón martillo come un tiburón punta negra entero cada tres semanas durante el periodo en que abundan, dispone de suficiente energía para soportar fases de baja densidad de presas – de hasta dos meses – sin morir de hambre. La nueva tecnología de biologging – que incluye sensores de velocidad, sonar y vídeo – permitió a los investigadores registrar con precisión las velocidades de nado, el metabolismo y los encuentros con presas de los tiburones.
Un modelo muestra que un tiburón martillo de unos 110 kg necesitaría únicamente un tiburón punta negra de aproximadamente 25 kg cada tres semanas para cubrir sus necesidades energéticas. En cambio, tendría que capturar diariamente uno o dos peces de arrecife de unos 1 kg cada uno para alcanzar el mismo nivel de energía.
Decisiones bajo restricción energética
Yannis Papastamatiou, ecólogo del comportamiento en la Universidad Internacional de Florida, resume el conflicto: “¿Cazamos presas grandes pero difíciles de atrapar – con gran recompensa? ¿O tomamos cualquier presa que se presente?” El estudio ofrece información clave sobre por qué el gran tiburón martillo prefiere cazar presas más grandes, como tiburones o rayas, de forma más eficiente y efectiva en términos energéticos.
Estrategia de protección para el cazador amenazado
El estudio no solo es un hito científico, sino también un pilar para la protección de la especie. Según la UICN, el gran tiburón martillo está globalmente en peligro o incluso en riesgo de extinción. Solo comprendiendo sus necesidades biológicas y sus zonas de caza preferidas podremos desarrollar medidas de conservación eficaces. Además, el estudio demuestra la capacidad de las modernas técnicas de biologging y modelización, especialmente en el caso de gigantes marinos difíciles de observar.
Bases biológicas de la estrategia de caza
La cabeza de forma característica – el llamado cefalófilo – otorga al gran tiburón martillo ventajas especiales: un campo de visión casi circular, una percepción de la profundidad especialmente precisa y un campo sensorial electromagnético ampliado gracias a las ampollas de Lorenzini. Esto le permite localizar con precisión presas ocultas, como rayas enterradas en la arena. Estos sentidos no solo permiten la caza dirigida de presas grandes, sino que también aumentan la eficiencia en la alimentación, otro factor que respalda el modelo de forrajeo óptimo.