Estructura Corporal, Características y Anatomía
El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) se encuentra entre los tiburones más grandes y destaca por su cuerpo robusto en forma de torpedo y sus características anatómicas únicas. Este artículo describe los rasgos externos e internos más llamativos de esta especie y explica las diferencias físicas entre machos y hembras.
Pocos animales marinos son tan temidos y a la vez tan fascinantes como el tiburón blanco. Pero ¿cómo está construido realmente este depredador supremo de los océanos? A continuación, echamos un vistazo más detallado a la estructura corporal y a las características anatómicas especiales del tiburón blanco, desde sus dientes distintivos hasta las diferencias entre machos y hembras.
Tamaño y forma del cuerpo
El tiburón blanco, con una longitud media de unos 4 metros y un máximo de más de 7 metros, se encuentra entre las especies de tiburones más grandes. Las hembras adultas alcanzan un tamaño considerablemente mayor que los machos; mientras que los machos rara vez superan los 5 metros, las hembras pueden sobrepasar los 6 metros de longitud. También en el peso alcanzan dimensiones nada habituales: un gran tiburón blanco puede llegar a pesar hasta tres toneladas.

La forma corporal de estos tiburones es compacta y fusiforme (similar a un torpedo) con un hocico cónico y romo. Esta estructura hidrodinámica permite tanto la natación de resistencia como rápidos sprints durante la caza. De hecho, los cuerpos musculosos de los tiburones blancos están diseñados para producir aceleraciones repentinas. Sus ojos se sitúan a los lados de la cabeza, son relativamente pequeños y completamente negros (la pupila no es visible). Cabe destacar que los tiburones blancos no poseen membrana nictitante; como protección, durante los ataques giran los ojos hacia atrás.
Como pez cartilaginoso (Chondrichthyes), el tiburón blanco no tiene un esqueleto óseo, sino uno ligero hecho de cartílago. Esta estructura esquelética más ligera y flexible, junto con un gran hígado lleno de aceite, le proporciona flotabilidad, ya que carece de vejiga natatoria como los peces óseos. El movimiento constante es fundamental para la respiración: al igual que la mayoría de los tiburones grandes, debe nadar de manera continua para hacer pasar agua por la boca y por las cinco grandes hendiduras branquiales, y así absorber oxígeno.
Piel y coloración
El tiburón blanco presenta una coloración dorsal típica de los peces depredadores: la parte superior varía entre tonos gris claro y marrón, a veces azulados o casi negros, a menudo con un brillo bronceado. En cambio, la parte inferior es de un blanco intenso, claramente separada de los flancos más oscuros. Esta llamada coloración contrasombreada (countershading) ayuda al tiburón a pasar desapercibido en el agua: visto desde arriba, su lomo oscuro se confunde con las aguas profundas, mientras que desde abajo, su vientre claro se adapta a la luz que llega de la superficie. Destaca una mancha generalmente oscura en la base de las aletas pectorales (detrás de su inserción), así como puntas negras en la parte inferior de dichas aletas. El patrón individual de manchas y coloración en la zona de las branquias es único en cada ejemplar, lo que permite a los investigadores identificar tiburones blancos individuales.
La piel del tiburón blanco es excepcionalmente dura y recuerda al papel de lija. Está cubierta por millones de diminutas escamas placoides, pequeñas estructuras similares a dientes llamadas dentículos dérmicos. Estos diminutos dientes cutáneos están orientados hacia atrás, reducen la resistencia al agua y permiten al tiburón nadar de forma más eficiente y silenciosa. Al mismo tiempo, la piel áspera lo protege contra lesiones y el crecimiento de parásitos. Si se acaricia la piel de la cabeza a la cola, se siente lisa; en sentido contrario, sin embargo, puede llegar a raspar la mano. La estructura especial de la piel del tiburón incluso ha inspirado a ingenieros: aplicaciones de alta tecnología como trajes de baño especializados o superficies antisépticas imitan la textura acanalada de la piel de tiburón.
Aletas y locomoción
Todas las aletas del tiburón blanco carecen de espinas. La primera aleta dorsal es grande, triangular y ligeramente en forma de hoz; comienza aproximadamente a la altura del extremo posterior de las aletas pectorales. Una segunda aleta dorsal, mucho más pequeña, se encuentra más atrás y comienza justo antes de la aleta anal. Las aletas pectorales son largas y potentes, y funcionan como timones y superficies de sustentación. En el pedúnculo caudal (base de la cola) hay una quilla lateral prominente que aumenta la estabilidad durante maniobras rápidas de nado. La aleta caudal es grande, en forma de media luna y casi simétrica: el lóbulo inferior es casi tan grande como el superior. Esta forma homocerca (simétrica), junto con la potente musculatura del tronco, proporciona una propulsión poderosa. Los tiburones blancos nadan principalmente con fuertes batidos de la cola (patrón de nado tuniforme), moviendo el tronco apenas de forma lateral. Pueden acelerar bruscamente desde la inmovilidad e incluso saltar completamente fuera del agua cuando cazan focas, por ejemplo. Sin embargo, la mayor parte del tiempo se desplazan de manera pausada, con velocidades de crucero de unos 3 km/h, aunque pueden recorrer distancias diarias de 70 a 80 km.
La poderosa musculatura del tronco del tiburón blanco está respaldada por un sistema termorregulador especial. A diferencia de la mayoría de los peces, este tiburón es parcialmente de sangre caliente: redes especializadas de finos vasos sanguíneos (el rete mirabile) actúan como un intercambiador de calor, reteniendo en el interior del cuerpo el calor generado por la actividad muscular. De este modo, órganos vitales como el cerebro, los ojos y los músculos de la natación pueden mantenerse a una temperatura más elevada. El núcleo corporal de un tiburón blanco se sitúa así varios grados Celsius por encima de la temperatura del entorno – en la literatura se mencionan diferencias de unos 10 °C. Esta adaptación aumenta el rendimiento, especialmente durante la caza en aguas más frías, ya que los músculos y los sentidos trabajan con mayor eficacia en condiciones de calor.
Dentadura y dientes
La dentadura del tiburón blanco es uno de sus rasgos más característicos. La amplia boca arqueada de los ejemplares grandes mide casi un metro de diámetro y alberga varias hileras de dientes. En la primera fila activa, la mandíbula superior posee entre 23 y 28 dientes triangulares, mientras que la inferior tiene entre 20 y 26. Estos dientes son anchos, planos y con bordes afilados y aserrados (en forma de sierra), armas perfectas para despedazar presas. Como en todos los tiburones, los dientes desgastados o perdidos se reemplazan continuamente con dientes de reserva procedentes de hileras posteriores; a lo largo de su vida, un tiburón blanco puede perder y renovar varios miles de dientes. Esta disposición se conoce como “dentadura en carrusel”. En cada fila, los dientes forman un filo continuo, con los más grandes situados en la parte frontal del hocico. Al morder, las mandíbulas superior e inferior encajan perfectamente: los dientes puntiagudos de abajo sujetan la presa, mientras que los grandes dientes aserrados de arriba arrancan trozos de carne. La fuerza de mordida de un gran tiburón blanco es enorme y puede cortar huesos con facilidad.
Es interesante que, a diferencia de los tiburones tigre, por ejemplo, el tiburón blanco no posee una membrana nictitante que proteja sus ojos. Por ello, durante la mordida final a la presa, rueda los globos oculares hacia atrás para protegerlos de lesiones, lo que le da un “ojo blanco” durante el ataque, y podría ser el origen de su nombre en alemán.
Órganos sensoriales
Como depredador altamente desarrollado, el tiburón blanco está dotado de sorprendentes capacidades sensoriales. Su sentido del olfato es legendario: los tiburones pueden percibir las más mínimas huellas de sangre en el agua. Su oído también capta vibraciones y sonidos de baja frecuencia a grandes distancias. A lo largo de los costados del cuerpo se encuentra el llamado órgano de la línea lateral, un canal sensorial con el que el tiburón detecta ondas de presión y movimientos en el agua.
El tiburón blanco posee órganos especiales para percibir campos eléctricos: en pequeñas cavidades llenas de gelatina situadas en la región del hocico, las ampollas de Lorenzini registran la bioelectricidad de otros seres vivos, como los latidos del corazón de una presa escondida. Su visión también es mejor de lo que se pensaba: aunque los tiburones blancos tienen ojos relativamente pequeños y completamente negros, pueden distinguir bien contrastes y movimientos, e incluso ver colores. Durante la captura de presas, protegen sus ojos girándolos hacia atrás – debido a la ausencia de párpados – como se mencionó anteriormente. La interacción de estos sentidos convierte al tiburón blanco en un cazador eficiente: puede detectar presas a grandes distancias, rastrearlas con el oído y la línea lateral, y localizarlas con precisión en el ataque final gracias a la vista y al sentido eléctrico.
Diferencias entre machos y hembras
En los tiburones blancos existe un marcado dimorfismo sexual en cuanto al tamaño corporal: las hembras superan claramente a los machos en longitud y masa. Mientras que los machos miden en promedio entre 3,5 y 4 metros, las hembras alcanzan longitudes promedio de 4,5 a 5 metros. Los ejemplares más grandes conocidos – como la famosa hembra “Deep Blue” – incluso superaron los 6 metros. Las hembras suelen tener también una constitución más robusta y una cabeza más ancha, lo que podría estar relacionado con su función reproductiva (llevar embriones).
Una clara característica distintiva entre los sexos se encuentra en la parte inferior del cuerpo: los machos poseen en las aletas pélvicas un par de órganos reproductores visibles, los llamados claspers. Estos son aletas modificadas y, en los machos sexualmente maduros, pueden medir hasta 50 cm de longitud (alrededor del 10% de la longitud corporal). Las hembras no tienen claspers.
Durante el apareamiento, los machos suelen morder a las hembras en las aletas o en la espalda para sujetarse. Por ello, las hembras presentan con frecuencia cicatrices de estas “mordidas de amor”. Para resistir mejor tales lesiones, la piel de las hembras es notablemente más gruesa que la de los machos – en algunas especies de tiburones hasta tres veces más gruesa. Aparte del tamaño y de las características mencionadas, los tiburones blancos machos y hembras apenas muestran diferencias morfológicas. Ambos sexos tienen la misma coloración y una forma corporal esencialmente idéntica.
Distribución y Hábitat
El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es un depredador de distribución mundial que habita tanto en zonas costeras como en mar abierto. Prefiere temperaturas del agua entre 12 y 24 grados Celsius y permanece allí donde encuentra suficiente alimento. Su hábitat se extiende desde las costas del Atlántico, pasando por el Pacífico, hasta el océano Índico, así como en el mar Mediterráneo.
Distribución global
En el Atlántico, la distribución se extiende desde Canadá y Estados Unidos, pasando por el Caribe, hasta Sudamérica. En el Atlántico oriental, se han registrado tiburones blancos desde Europa hasta la costa africana y en todo el mar Mediterráneo. En el Pacífico, habitan las costas de Norteamérica, Japón, Australia, Nueva Zelanda y Sudamérica. En el océano Índico aparecen, entre otros lugares, frente a Sudáfrica, las Seychelles y en el mar Rojo. Son especialmente conocidos los puntos calientes como Sudáfrica, California y el sur de Australia, donde los animales se reúnen regularmente cerca de colonias de focas.

Hábitat costa y mar abierto
Los tiburones blancos utilizan distintos hábitats: aguas costeras con arrecifes rocosos o playas de arena, así como las extensiones del océano abierto. Los juveniles permanecen principalmente en regiones más cálidas y poco profundas que les ofrecen protección. Los adultos, en cambio, alternan entre zonas de caza costeras y áreas pelágicas, donde buscan alimento a profundidades de hasta 1.300 metros. Su capacidad de mantener la temperatura corporal por encima de la del entorno les permite sobrevivir en rangos térmicos muy diversos.
Áreas de cría
Existen criaderos específicos para los juveniles. Frente a California y en la costa este de Estados Unidos, especialmente entre Nueva Jersey y Massachusetts, se han observado repetidamente jóvenes tiburones blancos. El mar Mediterráneo, en particular el Adriático y el canal de Sicilia, también se considera una importante zona de cría. Estas regiones ofrecen abundante alimento y condiciones relativamente seguras.
Rutas de migración del tiburón blanco
El tiburón blanco es conocido por sus largas migraciones. Estas pueden ser estacionales a lo largo de las costas o cubrir grandes distancias a través del océano abierto.
Migraciones costeras estacionales
En la costa este de Estados Unidos, los tiburones blancos siguen un patrón fijo: en verano migran hacia el norte hasta Terranova, mientras que en invierno se desplazan hacia el sur hasta el Caribe. Movimientos similares pueden observarse en Sudáfrica y Australia, cuando los animales regresan a las colonias de focas.
El White Shark Café
Un fenómeno único es el llamado White Shark Café, una región en medio del Pacífico entre California y Hawái. Muchos tiburones del Pacífico nororiental pasan allí los meses de invierno. Se sumergen regularmente a grandes profundidades y, al parecer, aprovechan la abundante comida del océano abierto.
Migraciones transoceánicas
Algunos individuos recorren distancias enormes. Un ejemplo famoso es una hembra que nadó casi 20.000 kilómetros desde Sudáfrica hasta Australia y de regreso. Estos viajes muestran que las poblaciones de distintos océanos podrían estar más conectadas de lo que se pensaba durante mucho tiempo.
Estilo de vida, alimentación y reproducción
Como depredador ápice de los océanos, el tiburón blanco presenta características notables en su forma de vida, alimentación y reproducción.
Forma de vida del tiburón blanco
Los tiburones blancos viven principalmente como solitarios. Sin embargo, en ocasiones se los observa en pareja o en pequeños grupos, especialmente en zonas costeras ricas en presas. En esos casos se puede apreciar cierta jerarquía: los ejemplares más grandes o experimentados se imponen sobre los más pequeños. Su comunicación se realiza principalmente a través del lenguaje corporal. Los investigadores han descrito nado paralelo, rodearse mutuamente e incluso fuertes golpes con la aleta caudal en la superficie del agua. Estas conductas servirían probablemente para señalar dominancia y reclamos territoriales frente a sus congéneres. El tiburón blanco también es considerado curioso: a menudo rodea embarcaciones o asoma la cabeza fuera del agua para explorar su entorno.
El hábitat del tiburón blanco se extiende por gran parte de los océanos del mundo. Prefiere las aguas costeras templadas, aunque también cruza océanos abiertos y penetra en zonas tropicales. Gracias a una red especial de vasos sanguíneos, este tiburón puede mantener su temperatura corporal hasta entre 10 y 15 °C por encima de la del agua. Esta adaptación fisiológica le permite permanecer en aguas más frías y le otorga la capacidad de realizar repentinos aumentos de velocidad.
Los tiburones blancos también son resistentes nadadores de largas distancias. Ejemplares marcados han recorrido más de 10.000 kilómetros y se han sumergido a más de 1.000 metros de profundidad. A lo largo del día suelen permanecer justo bajo la superficie o a profundidades moderadas de hasta unos 500 metros, pero pueden explorar profundidades extremas cuando es necesario. En conjunto, este estilo de vida flexible contribuye a que el tiburón blanco se encuentre en muchas regiones marinas, desde las costas de California hasta las aguas frente a Australia y Sudáfrica.
Alimentación del tiburón blanco
Como carnívoro, el tiburón blanco adapta su alimentación a la oferta de presas disponible y a su propio tamaño corporal. Los tiburones jóvenes cazan principalmente peces pequeños, calamares y cangrejos. A medida que crecen, amplían su espectro de presas e incluyen peces más grandes como atunes, así como otros tiburones y rayas. A partir de unos tres metros de longitud, también incorporan mamíferos marinos en su dieta. En regiones con colonias de focas o leones marinos, estos mamíferos constituyen una gran parte de sus presas, mientras que en ausencia de ellos también consumen grandes peces óseos.
Los tiburones blancos también se muestran como oportunistas: se alimentan de carroña, por ejemplo, de cadáveres de grandes ballenas, cuya carne rica en grasa es extremadamente energética. En general, los tiburones blancos adultos prefieren presas ricas en grasa, ya que así cubren sus necesidades energéticas de la manera más eficiente. Los humanos, en cambio, no forman parte de su esquema de presas: el cuerpo humano tiene un bajo contenido de grasa en el agua y no encaja en su patrón de caza. Los ataques a humanos, muy poco frecuentes, se deben en la mayoría de los casos a confusiones (con focas o tortugas marinas, por ejemplo) o a la defensa del territorio.
En la caza, el tiburón blanco se vale del efecto sorpresa y de ataques potentes. A menudo emerge desde las profundidades y ataca a sus presas desde abajo a gran velocidad. Especialmente en la caza de focas frente a Sudáfrica se ha observado cómo los adultos embisten con tal fuerza que llegan a salir completamente del agua. Cuando un tiburón blanco atrapa una presa grande, normalmente muerde una vez y luego la suelta para evitar lesiones en un posible contraataque. La víctima, gravemente herida, se debilita en poco tiempo. El tiburón espera y después regresa para alimentarse. En cambio, las presas más pequeñas suelen ser engullidas directamente enteras.
Los dientes triangulares y aserrados, junto con la enorme fuerza de sus mandíbulas, permiten al tiburón blanco someter incluso a presas que ofrecen resistencia. Se estima que su fuerza de mordida está entre las más altas de todo el reino animal. Después de una comida abundante, el tiburón puede pasar semanas sin alimentarse nuevamente. Una foca grande, por ejemplo, aporta tantas calorías que puede cubrir sus necesidades energéticas durante hasta un mes.
Reproducción del tiburón blanco
La biología reproductiva del tiburón blanco es extraordinaria en muchos aspectos y aún no está completamente estudiada. Lo que sí se sabe es que esta especie alcanza la madurez sexual muy tarde: los machos alrededor de los 26 años y las hembras recién a los 33 años aproximadamente. Se conoce muy poco sobre su comportamiento de apareamiento en libertad. Las cicatrices en las aletas pectorales de algunas hembras sugieren que los machos sujetan a sus parejas durante la cópula con una mordida, como también ocurre en otras especies de tiburones.
Los tiburones blancos son ovovivíparos: los huevos fecundados permanecen en el útero materno y los embriones eclosionan de la cápsula antes del nacimiento. Así, las crías nacen completamente desarrolladas y vivas. Durante el desarrollo embrionario, los tiburones no nacidos se alimentan primero del vitelo de sus huevos y luego de los llamados “huevos nutritivos”: óvulos no fecundados que la madre produce en el útero para nutrir a las crías. El período exacto de gestación se desconoce, aunque las estimaciones apuntan a un mínimo de doce meses. Por camada, la hembra suele dar a luz a pocos descendientes, generalmente entre dos y diez crías.
Las crías recién nacidas (juveniles) ya miden entre 120 y 150 centímetros de longitud y pesan de 25 a 30 kilos, lo que las hace sorprendentemente grandes. Sin embargo, pierden algo de peso en las primeras semanas mientras aprenden a cazar por sí mismas. Los tiburones blancos jóvenes prefieren permanecer en zonas costeras de cría, donde cazan peces pequeños y calamares y están relativamente a salvo de grandes depredadores. A medida que crecen, desplazan gradualmente sus recorridos hacia aguas más profundas y se atreven con presas cada vez mayores, hasta alcanzar finalmente el espectro de caza de los adultos.
El tiburón blanco se encuentra entre las especies de peces más longevas. Algunos hallazgos indican que ciertos ejemplares pueden vivir más de 70 años. La combinación de una larga esperanza de vida, el inicio tardío de la reproducción y el bajo número de crías provoca que las poblaciones crezcan muy lentamente. A lo largo de su larga vida, una hembra produce solo unas pocas camadas, algo sumamente inusual en los peces. Con sus características particulares de modo de vida, alimentación y reproducción, el tiburón blanco representa un depredador ápice único de los mares. Al mismo tiempo, simboliza la inquebrantable fascinación que ejercen los océanos y sus grandes cazadores.
El tiburón blanco y los humanos
El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es uno de los depredadores más conocidos del mundo. Pocas especies despiertan tantas emociones, historias y titulares. A menudo se le presenta como un cazador implacable, pero la realidad es más compleja. Las investigaciones modernas muestran que sus encuentros con humanos suelen desarrollarse de manera diferente a lo que sugieren las películas populares.
Mitos y realidad
En la percepción pública, el tiburón blanco suele considerarse un peligro agresivo. En realidad, los ataques son poco frecuentes. Los científicos sospechan que muchos incidentes se deben a una confusión: desde la perspectiva del tiburón, los surfistas o nadadores pueden parecerse a las focas, su presa preferida. En la mayoría de los casos documentados, el tiburón suelta a la persona después de una primera mordida, ya que no corresponde a su alimento.
¿Por qué ocurren los ataques?
Las razones de las interacciones con humanos son diversas. Algunos investigadores consideran los ataques como una reacción exploratoria. Los tiburones blancos son curiosos y utilizan sus dientes para examinar objetos desconocidos. Otros incidentes están relacionados con el comportamiento típico de caza en regiones donde habitan colonias de focas. Sin embargo, el riesgo para bañistas o buceadores sigue siendo extremadamente bajo.
Estadísticas y resultados de investigación
En todo el mundo se registran cada año solo unas pocas docenas de encuentros entre humanos y tiburones blancos. Solo una fracción de ellos termina de forma fatal. En comparación, muchos otros riesgos cotidianos son mucho más peligrosos. Además, las investigaciones demuestran que la mayoría de las interacciones no se caracterizan por un comportamiento agresivo, sino por precaución y curiosidad.
Enfoques geográficos
La mayoría de los incidentes ocurren en regiones con una alta presencia de tiburones blancos, como Sudáfrica, Australia o California. Allí, los hábitats de estos animales se superponen con playas y zonas de surf muy concurridas. Lo importante es que estos encuentros siguen siendo poco frecuentes, aunque cada año millones de personas acuden a las costas.
Turismo y encuentros en condiciones controladas
Los tiburones blancos no solo generan temor, sino que también son un atractivo para los aventureros. En algunos países se ofrecen inmersiones con tiburones en jaulas seguras. Estas experiencias permiten acercarse a los animales y observarlos en su comportamiento natural. Al mismo tiempo, contribuyen a la educación y refuerzan la conciencia sobre la protección de esta especie amenazada.
Estatus y medidas de protección
El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es una de las especies de tiburones más conocidas y al mismo tiempo está muy amenazado. La sobrepesca, las capturas accidentales y la demanda de aletas han reducido considerablemente sus poblaciones en todo el mundo. Por este motivo, en muchas regiones se considera estrictamente protegido. La Lista Roja de la UICN clasifica al tiburón blanco como vulnerable.
Regulaciones internacionales
A nivel global, el tiburón blanco está protegido por la Convención de Washington sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). El comercio internacional de partes de tiburón está estrictamente controlado. Además, numerosos países prohíben la pesca dirigida, la caza como trofeo y el comercio de mandíbulas o dientes. El tiburón blanco también está explícitamente incluido en muchas áreas marinas protegidas.
Medidas de protección regionales
La protección del tiburón blanco está regulada de forma diferente según la región. Algunos países han implementado programas de protección integrales, mientras que otros aún tienen trabajo pendiente.
Australia
Australia es considerado uno de los puntos críticos para el tiburón blanco. Allí, la especie está bajo protección total desde la década de 1990. La investigación, el monitoreo y la creación de áreas marinas protegidas se encuentran entre las medidas más importantes. Sin embargo, los incidentes con bañistas o surfistas generan regularmente debates sobre redes de seguridad y capturas letales, que son muy controvertidas.
Sudáfrica
Sudáfrica ha reconocido la importancia del tiburón blanco tanto para el ecosistema como para el turismo. Desde la década de 1990, su pesca está prohibida. Al mismo tiempo, el país es conocido por el buceo en jaula, que cuenta con seguimiento científico y cumple estrictas regulaciones. Áreas protegidas como el Parque Nacional Table Mountain abarcan importantes zonas de caza y migración de los tiburones.
EE. UU. (California)
En Estados Unidos, el tiburón blanco goza de protección legal en varios estados. California ya declaró la especie protegida en la década de 1990. La pesca y el comercio están prohibidos, y además existen amplios proyectos de investigación sobre la migración y el comportamiento de estos animales.
México
México también ha implementado medidas de protección para el tiburón blanco. Desde principios de los años 2000, la pesca y el comercio están prohibidos. Hábitats importantes, especialmente alrededor de la Isla Guadalupe, están bajo protección especial y son estrechamente vigilados. La isla se ha convertido además en un destino reconocido para el buceo en jaula, que contribuye tanto a la investigación como al ecoturismo.
Europa y el Mediterráneo
En el Mediterráneo, el tiburón blanco ha disminuido drásticamente. Hoy en día los avistamientos son extremadamente raros. No obstante, también aquí está protegido. La Unión Europea prohíbe la pesca dirigida y el comercio, pero las capturas accidentales siguen siendo un problema. Los expertos reclaman controles más estrictos y más áreas protegidas para garantizar a largo plazo las poblaciones restantes.
Nueva Zelanda
Nueva Zelanda protege completamente al tiburón blanco desde 2007. El país prohíbe tanto la pesca como la posesión de partes de estos animales. Existen hábitats importantes especialmente alrededor de las islas Chatham y de la isla Stewart, que son supervisados regularmente por investigadores.
Desafíos en la protección
A pesar de los esfuerzos internacionales, persisten numerosos desafíos. Las capturas accidentales en la pesca comercial, la caza ilegal y el cambio climático siguen poniendo en peligro a la especie. Además, las medidas de protección suelen entrar en conflicto con los intereses de seguridad de las regiones costeras donde los ataques de tiburones ocupan los titulares.














