Algunos hallazgos científicos surgen de las profundidades solo por casualidad. Así ocurrió con "Alicia", una hembra de tiburón blanco marcada en 2012 con un transmisor satelital frente a Gansbaai (Cabo Occidental, Sudáfrica), que años después reapareció inesperadamente en el sector pesquero de Indonesia.
Los investigadores siguieron la ruta de Alicia hasta abril de 2014, cuando su transmisor emitió la última señal a unos 1.000 kilómetros al sureste de Madagascar. Después, reinó el silencio. No fue hasta 2016 que el dispositivo fue recuperado en Indonesia de un tiburón capturado. Gracias al número de serie y a la comparación en la base de datos, se pudo confirmar sin lugar a dudas: se trataba del mismo dispositivo colocado en 2012 a una hembra de tiburón blanco subadulta de unos 3,90 metros. Al llegar a Indonesia, el animal fue clasificado erróneamente como un marrajo dientuso de aletas largas.
Viaje récord a través de los océanos – y una feliz coincidencia
Los datos de telemetría muestran un patrón de movimiento extraordinario: a partir de 2013, Alicia recorrió unos 38.000 kilómetros en 395 días, con una media de unos 56 kilómetros diarios. Atravesó aguas con temperaturas superficiales de entre 3,8 y 29 °C, pasando por zonas como el Área Marina Protegida de uThukela Banks en la costa este de Sudáfrica, hasta llegar finalmente al sudeste asiático. Es la migración más larga documentada de este tipo y el primer registro de un tiburón blanco de aguas sudafricanas en el sudeste asiático.
El hecho de que la historia no se perdiera en el olvido se debe a la colaboración con pescadores locales: un proyecto de conservación en Indonesia ofrecía recompensas por los transmisores recuperados. Así, el dispositivo llegó a manos de los investigadores y fue identificado de manera inequívoca por el fabricante, un golpe de suerte poco común que permitió reconstruir históricamente el viaje.
Identificación errónea como señal de advertencia
El caso pone de relieve un problema conocido: en las estadísticas de capturas, a veces los tiburones se identifican de forma errónea. Cuando los tiburones blancos se registran como otras especies – o viceversa – las estadísticas subestiman las posibles tasas de captura incidental y mortalidad de especies amenazadas. Especialmente alarmante: el tiburón capturado en Indonesia estaba “enganchado en profundidad”, lo que prácticamente excluye una liberación sin daños.
“Nuestros datos sugieren que en los registros se producen identificaciones erróneas. Esto puede distorsionar las evaluaciones de poblaciones y dificultar la conservación”, señala el autor del estudio Dylan Irion (UCT).
Adaptabilidad extrema – y preguntas abiertas
La ruta de Alicia subraya la enorme amplitud ecológica del tiburón blanco: desde frías selvas de kelp hasta regiones tropicales de coral. Al mismo tiempo, la odisea aporta nuevas piezas a otro enigma: ¿por qué los tiburones blancos han desaparecido parcialmente de antiguos puntos clave como Gansbaai? Las investigaciones apuntan a desplazamientos hacia el este, con un posible motivo: orcas en la región que cazan hígados de tiburón de forma selectiva.
“Me impresiona lo adaptables que son estos tiburones: logran desenvolverse en una sorprendente variedad de hábitats”, señala la coautora Dra. Alison Kock (SANParks).
Lecciones para la investigación y la gestión
El caso de Alicia demuestra el valor de la telemetría, la cooperación local y las claves de identificación claras. Una mejor formación de los registradores, guías de identificación estandarizadas, incentivos para informar sobre dispositivos y un control sólido de las estadísticas de capturas podrían cerrar vacíos. Para la protección de especies de tiburones amenazadas, los datos precisos son imprescindibles, no solo para comprender los corredores migratorios, sino también para diseñar áreas protegidas y normas pesqueras eficaces.
